viernes, 9 de septiembre de 2011

EL CAMPO Y SU CONTINUA CRISIS


     Lo que debería ser un motivo de satisfacción y alegría se convierte en algo poco alentador y deprimente. Esto sucede a la hora de recoger las cosechas del campo en España. La recolección del trabajo de los agricultores es la recompensa a meses o todo un año de trabajo. Y debería ser algo satisfactorio recoger el beneficio cosechado, pero a día de hoy es lo contrario.

     Este hecho se debe a que la mayoría de los precios de los productos agrícolas en origen (lo que recibe el agricultor) está en valores de hace 20 o 30 años y apenas se cubren con este precio los gastos de elaboración. El agricultor realiza una constante mejora en productividad y calidad de sus productos pero el precio que recibe por ellos donde más se mueve es a la baja.

     Esta situación se ve claramente estos días en la recogida de uva en la Mancha, donde los productores de uva están llevando su producto vendimiado a las bodegas sin saber lo que van a cobrar por él. Y el que lo hace sabiendo lo que va a cobrar lo va a hacer con unos precios bajísimos. Creo que esta situación de desamparo al productor sólo ocurre en el sector agrícola.
     Y esta situación tan preocupante para el agricultor se debe a los márgenes especulativos que se le permiten a los comerciales. Parece que las leyes actuales protegen más a los intermediarios que a los productores, que además se apoyan en la globalización del mercado para jugar con los precios a su antojo.

     Diferentes gobiernos y leyes han intentado mejorar la renta de los agricultores, pero esto sólo se ha conseguido hacer por medio de subvenciones. La mayoría de agricultores no quieren vivir de subvenciones, sino de un beneficio real y directo de sus productos. Por tanto, las mejoras en las leyes agrícolas no deberían ir en buscar cada vez más dinero para subvenciones, su misión debería ser la de proteger al agricultor y el precio en origen de sus productos, asegurando una mínima rentabilidad y exigiendo a cambio calidad.

     El campo todavía es un sector con futuro en este país si se apoya y se trata bien desde las diferentes Administraciones. La agricultura es un sector donde se necesitan muchos puestos de trabajo, alrededor se crean muchas empresas paralelas y dinamiza muchas zonas rurales. Y creo que esto a España le vendría muy bien ahora mismo.