jueves, 28 de enero de 2010

EN BUSCA DEL EQUILIBRIO



Una persona se encuentra en un máximo de felicidad cuando logra equilibrar todos los aspectos de su vida, tanto en el ámbito profesional como personal. Pero el equilibrio de tantos y tan diversos factores rara vez se da. No solo por culpa nuestra, que también, sino porque en muchos aspectos de nuestra vida dependemos de otras personas, que van a estar mas o menos dispuestas a propiciarnos ese equilibrio.



Aunque casi nunca se logre el total equilibrio en nuestras vidas, hay periodos en los que parece bastante lejano. Estos periodos suelen aparecer cuando se nos sucede un cúmulo de acontecimientos, noticias o circunstancias que nos propician una sensación de cierto desconcierto ante lo que se nos plantea. La duración de estos periodos es bastante variable, dependiendo del tiempo en que tarden en solucionarse esos asuntos que nos traen de cabeza o del tiempo en el que pasan a un estado secundario en nuestras prioridades.

Una de las situaciones en las que ese equilibrio nos parece mas inalcanzable se produce cuando nos llega la hora de tomar decisiones importantes, esas que van a marcar parte de nuestro futuro. Son decisiones personales e intransferibles, que deben ser muy meditadas antes de tomarlas. Aquí el factor tiempo cobra vital importancia, ya que para tomar criterio y decidirnos ante algo importante solemos tener un tiempo o una fecha límite. No todas las personas son capaces de tomar decisiones importantes en un tiempo limitado. Esta falta de tiempo nos lleva en muchas ocasiones a tomar una decisión importante sin haberla meditado todo lo que nos hubiera gustado. A esta condición puede sumarse el temer el error en nuestra elección, y este temor, tras habernos decidido nos puede llevar a una mayor confusión.


Otra situación que nos puede resultar desconcertante y nos aleja del deseado equilibrio se produce cuando los resultados de un trabajo o actividad no son todo lo favorable que nos gustaría y pensamos que el resultado es inmerecido con respecto a lo que hemos preparado ese trabajo. Esto es común que ocurra en el ámbito empresarial, de estudios o incluso deportivo. Ante ese mal resultado es muy fácil venirse abajo y pensar incluso en desistir de nuestra actividad. Lo que es verdaderamente difícil, pero a la vez única solución, es trabajar contra esa adversidad con la esperanza de mejorar lo hecho.


Las relaciones personales también son un factor que nos puede alejar del ideal equilibrio. Esto se debe en gran parte a que las personas no somos máquinas, sino que tenemos la capacidad de pensar, decidir y actuar por nosotros mismos. Y esta autodecisión en muchos casos nos puede llevar a una conducta que aunque a nosotros nos parezca correcta por haber sido llevada a cabo por nosotros mismos, es todo lo contrario. Esto suele ocurrir porque unido a la capacidad personal de dirigir nuestro comportamiento va una especie de orgullo propio que en la mayoría de los casos no nos deja ver las cosas tal y como son y por lo tanto tampoco tenemos la posibilidad de arreglar los errores, mas o menos graves que hayamos cometido.

Como se ve, lograr el total equilibrio en nuestras vidas en prácticamente imposible, siempre nos aparecerá algo que nos aleje más o menos de él, pero si podemos acercarnos teniendo confianza propia y en los demás, deseos de mejora y sobre todo comprendiendo que hay que pensar en el futuro, vivir el presente y no quedarnos estancados en el pasado.

1 comentario:

Montse dijo...

¡Eres un auténtico filósofo! Ya te lo decía yo, sigue así, tus reflexiones son muy interesantes, un abrazo, Montse