viernes, 3 de enero de 2014

MÚSICO, DE POSIBLE A FRUSTRADO

   
     A mis 8-9 años, los estudios musicales que comencé eran solamente una actividad extraescolar mas. A esa edad no sabes si realmente quieres dedicar parte de tu vida al arte de la música. Lo que sí tenía claro es que yo no iba a ser el nuevo Mozart, pero gracias al trabajo y dedicación, poco a poco le fui cogiendo el gustillo a las claves de sol, los pentagramas y las corcheas. La música iba camino de convertirse en un buen hobbie para mí.

     El tercer año de mis estudios topé con unas personas cuya misión era seguir enseñándome cosas del mundo musical, pero sus únicos logros fueron quitarme la ilusión de seguir en el camino. Aunque para estudiar algo creo que no hace falta la motivación por parte del profesorados a los alumnos, dichosos esos profesores que se interesan por sus alumnos frente a otros que hacen llamarse profesores y que en realidad lo único que hacen es no respetar las capacidades y dificultades de cada alumno para seguir aprendiendo. Con sus continuas faltas de respeto terminan quitando la ilusión por algo a chicos que apenas sobrepasan el metro de altura. Desgraciadamente, eso es lo que me encontré yo cuando intentaba seguir estudiando música hace ya algunos años.

     Por fortuna, parece que el tiempo va poniendo a cada uno en su lugar y dichas personas no siguen formando a músicos allí donde lo hacían. No sé si los que hay ahora están mejor preparados, pero sé que se preocupan realmente de las personas a las que intentan enseñar. Yo no pude disfrutar haciendo música, pero en mi casa si hay alguien que se cruzó con mejores profesores que yo, y que además es mejor música que lo que pudiera haber sido yo. Gracias a mi hermana sigo disfrutando de la música desde otra perspectiva de la que me hubiera gustado. Conozco la labor y el trabajo que desempeñan un grupo de chicos y chicas que aman este arte y que han tenido la suerte de ser formados para amar la música.

     Cuando los veo y los oigo disfruto con lo  que hacen y con lo bien que lo pasan, pero a la vez recuerdo mi desafortunada experiencia, que por cierto no fue personal, sino que un grupo de chicos abandonamos nuestra afición musical en el mismo periodo y por los mismos motivos. De mi experiencia no aprendí mucha música, pero si aprendí a que para enseñar hay que respetar a quién se pretende inculcarle algo, y mas si es un arte de los mas bellos que puede desarrollar el hombre, como lo es la música. No es digno el profesor que sólo piensa en el sueldo, sino el que piensa en los frutos de su trabajo.

     Viva la música, los que la aman y los que saben transmitirla.


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