viernes, 1 de julio de 2011

ME BAJO DE LA BICI



   El ciclismo ha sido para mí una de las aficiones que mas alegría me ha dado. Hasta ahora he visto a ciclistas españoles ganar todo lo que se podía ganar en este deporte y he tenido la fortuna de poder disfrutar de una salida de una etapa de la Vuelta a España prácticamente desde dentro del pelotón.

     El deporte de la bicicleta es único. Se ve como en ningún otro la conjunción del trabajo en equipo y el esfuerzo y sacrificio individual de los corredores. También da la oportunidad a los aficionados de disfrutar de los paisajes mas bellos de la geografía donde se disputan las carreras. También considero el ciclismo como el deporte mas cercano al público. Esto último se aprecia cuando numeroso público arropa e incluso llega a tocar a los ciclistas sobre todo en subidas a puertos de montaña. Hasta aquí lo bonito.

     La gran lacra que tiene este deporte es el dopaje. Pero además de esto, que es de mucha gravedad, creo que peor aún es la gestión que llevan a cabo las autoridades del ciclismo cuando es descubierto un caso de dopaje. La conjunción de estos dos factores hace que cada vez el ciclismo tenga menos credibilidad y sea cada vez mas dificultoso dar un paso para relanzar el buen nombre de este deporte.

     El ciclista que se dopa y sus cómplices están engañando a toda la afición que sigue este deporte, además de faltar al respeto y manchar el nombre de un deporte, y por tanto, de los demás ciclistas. En estos años he podido presenciar carreras que han sido protagonizadas por actuaciones realmente épicas  por parte de algunos ciclistas y que me han tenido pegado a la tele toda una tarde. En algunos casos, que no voy a citar por ser de sobra conocidos, semanas o meses después de esa emocionante carrera que aún recordaban mis retinas, salía a la luz el positivo en sustancias prohibidas del corredor protagonista de ese dia. Después de escuchar este tipo de noticias la sensación que te queda es la de haber visto en televisión una gran mentira. Una mentira que llegabas a admirar y con la que has pasado y perdido horas delante de la tele o al lado de una radio.

     Pero, por desgracia, el dopaje existe en la mayoría de deportes pero a ninguno le ha hecho tanto daño como al ciclismo. Esta claro que los principales responsables del daño que el dopaje hace al ciclismo son los ciclistas que hacen trampa y demás personas internas del mundo del ciclismo que consienten o no denuncian estos hechos. Lo que ayuda también poco es la gestión que se hace por parte de los organismos del ciclismo cuando se descubre un caso de dopaje. Esta gestión se caracteriza por el ocultismo en sus acciones, tardanza en conclusiones y sanciones y por no marcar unas líneas claras entre lo ilegal y lo legal. Estos hechos dañan mas al ciclismo desde los despachos y laboratorios y crean en los aficionados y la opinión general una sensación de caos y descontrol de la situación, que da como resultado la desconfianza total en la gestión de los casos de dopaje.

     Siempre he sido aficionado al ciclismo y lo he defendido y alabado incluso desde este espacio, pero desde hace un tiempo y debido a la concurrencia de varios hechos que tienen relación con lo expuesto hasta aquí, mi visión hacia este deporte ha cambiado mucho. Confío en que existen una mayoría de corredores, técnicos y demás gente del ciclismo limpios que les toca el difícil papel de devolver la credibilidad a este gran deporte.

     Mi distinta y nueva visión del ciclismo me lleva a preguntarme: ¿merece la pena seguir un deporte en el cuál lo que veas y disfrutes, pasado cierto tiempo se puede demostrar que fue una mentira? A día de hoy creo que no lo merece.

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