jueves, 5 de noviembre de 2015

SOMOS REFUGIO

   
     Nos echamos las manos a la cabeza al ver las imágenes que nos está dejando el éxodo de refugiados de oriente próximo (Siria principalmente) hacia Europa en busca de una vida fuera de bombas, ejecuciones y pobreza. Pero nos deberíamos haber echado las manos a la cabeza mucho antes al ver todos los acontecimientos que desde hace muchos años han provocado hoy esta situación de emergencia humanitaria.

     El viaje de los refugiados no es otra cosa que la última consecuencia de las relaciones que los países occidentales tienen con los países "en conflicto". Tratos para comprar el petróleo a dictadores de turbante para que los beneficios se los gasten en yates, coches deportivos y complejos hoteleros mas que lujosos y con una repercusión nula en la economía de la clase trabajadora de sus países. Invasiones militares que duran varios años y que dejan miles de inocentes muertos con el supuesto objetivo de implantar la paz en países en los que sus gentes acaban padeciendo las miserias de la guerra, de la que salen reforzados y agrandados sangrientos grupos terroristas.

     Si desde occidente se hubiera destinado una pequeña parte del gasto bélico en invertir en sectores económicos de estos países que hoy sufren los devastadores efectos de las armas, acompañado de una labor diplomática para garantizar un mínimo de derechos y libertades, se evitaría la huida forzada de miles de personas de sus hogares buscando un futuro digno y también se evitaría el odio hacia occidente que alimenta a los poderosos grupos terroristas y que hoy tienen a millones de personas bajo el poder de sus armas y su miedo.

     Por tanto, hoy Europa tiene añadido un compromiso moral con los refugiados que llegan a sus fronteras para garantizar un futuro en paz a estos seres humanos, ya que no se lo han sabido garantizar en sus territorios de origen. A esto, ademas se suma la difícil situación económica y social de muchas familias de los países a los que llegan estos refugiados. Situación compleja y difícil de gestionar, que requiere pueblos solidarios y lideres políticos a la altura de las circunstancias y que no sólo se dediquen a asistir a reuniones internacionales en las que parece que pocas soluciones salen de ellas.

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