martes, 8 de mayo de 2012

¿DEL CAMPO A LA MESA?


     
     Pocas veces son las que nos preguntamos al ir a comprar a un supermercado la procedencia real de los productos que adquirimos y de los cuáles posteriormente nos alimentaremos. Nuestras compras de alimentación están influenciadas por marcas, imágenes o precios antes que por el origen de los productos, su composición real, elaboración….

     Después de ver el documental “Food Inc.” en el cuál se hace una crítica sobre el sistema de alimentación de Estados Unidos me pregunto si en España y en Europa contamos con un sistema parecido o si podemos caer en él. Según este documental denuncia, la alimentación de los estadounidenses está controlada por un puñado de grandes industrias cuyo objetivo principal es conseguir grandes producciones con el menor coste posible y así ofrecer al mercado un producto barato, creándose una gran demanda y reportando grandes beneficios a dichas empresas.

     Las subvenciones del gobierno acompañadas del poco control sanitario y ecológico y la industrialización de los procesos de transformación, hacen que este tipo de sistema alimentario sea muy rentable para los grandes industriales y barato de conseguir a los consumidores. El gran detrimento de este sistema está en la calidad de los productos y por consiguiente en la salud de los consumidores, además de no respetar por ejemplo el bienestar animal, los cultivos autóctonos de cada región, la producción de pequeños agricultores….

     Creo que en Europa aún estamos lejos de que pocas multinacionales controlen a su antojo el sistema agroalimentario, aunque nosotros los consumidores somos los que realmente vamos a decidir si queremos alimentación de calidad o alimentación económica a base de productos industrializados. Nuestras compras diarias van a influir en la tendencia de los mercados y van a dar fuerza a un sistema u a otro.

     Desde las Administraciones también se debe poner cerco a la actividad de las multinacionales de la alimentación para evitar monopolios. Se debe potenciar el producto propio de cada zona, tradicional y de calidad y favorecer medidas para el sostenimiento de pequeños agricultores, que  son los únicos verdaderamente capaces de ofrecer al mercado unos productos para una alimentación saludable de la población.

     También mejorarían el sistema alimenticio una mejor información sobre lo que compra el consumidor, que generalmente se influye más por el precio de los productos a la hora de comprarlos que por la relación calidad-precio. Campañas de sensibilización y etiquetados cada vez con más información clara van a ayudar a mejorar la calidad de la alimentación de las personas y por lo tanto su calidad de vida.

     Pienso que aunque estemos en tiempos de crisis económicas, la alimentación es una de las cosas en las que menos se debe obviar la calidad a favor de la economía, por la salud de las personas y por el funcionamiento de la agricultura tradicional, sostenible y de calidad.



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